11 febrero, 2006

JUGAR A LA GUERRA: TU OPORTUNIDAD DE CRECER

"Querer la guerra ¿a eso llamáis patriotismo?,
¿a eso llamáis amar a la patria?
Si a eso llamáis patriotismo,
os confieso, yo no soy patriota”
(Luis Emilio Recabarren, “Patria y Patriotismo”)


En un país que se dice desarrollado, lamentablemente aún nos faltan demasiadas cosas para poder siquiera acercarnos a aquel concepto. Desde los vacíos culturales, la tan bullada desigualdad y entre otras tantas cosas, el manejo transparente de sus instituciones, los privilegios ante la ley, y aquel retrogrado y corporativista cuerpo llamado “justicia militar”.

Es realmente vergonzosa la condena a los oficiales por el caso Antuco, donde murieron 45 jóvenes que cumplían una también vergonzosa ley de obligatoriedad y “compromiso con la patria”. Un caso que desde el inicio ha estado lleno de mentiras y en que nadie quiere asumir sus culpas en las muertes de estos mediáticamente llamados “héroes en tiempos de paz”.

Vamos por el principio, y hablo con conocimiento de causa, ya que también fui uno de aquellos valientes soldados.

El hecho mismo, si bien pudo haber sido un ejercicio, no fue realizado con la rigurosidad habitual que la doctrina militar obliga. Es decir, conocer el terreno, las condiciones del clima y llevar, lógicamente, el equipo adecuado. La prensa nos dio detalles que nunca fueron mayormente explorados, donde se decía que solo vestían el uniforme habitual (polera, chaqueta y pantalón de tela y bototos, algunos llevaban chaleco), en una zona montañosa y bajo condiciones adversas. Seamos un poco ingenuos ¿Dónde esta la negligencia? ¿No tenían su vestimenta? ¿No existían parkas, chalecos, gorros o chaquetas para capear el frío? Si esto es así, entonces a donde van a parar los recursos que le entrega el cobre a nuestras fuerzas armadas?... si, aviones y esas cosas, pero el hecho real es que ese equipo es entregado a cada soldado según la estación del año, y este se hace responsable por cada una de sus prendas, desde los cordones de los zapatos hasta su gorrito, llamado quepi…
Entonces es obvio que no lo tenían por alguna razón, la mas lógica, desde la vivencia personal, es algún castigo o represalia como tantos se han conocido en la prensa, y tan pocos se han resuelto. Eso con la vestimenta, si no la tenían, fue por algo ajeno a la voluntad de los soldados.

Luego de conocido el hecho, la incertidumbre se hizo parte de todos aquellos familiares que habían enviado a sus niños al ejercito, corrieron hasta el regimiento desesperados y se encontraron con la sorpresa de que nadie sabia quienes eran los soldados que el temible viento blanco había atrapado. FALSO!! La ya mencionada doctrina militar, exige una lista de todo, absolutamente todo, desde cuantas escobas hay (que es lo que mas se utiliza dentro del servicio) hasta las municiones que se pudren en los cuarteles en tiempos de paz. Cada grupo encargado de una mision, y por sobre todo, que sale de la guarnición o regimiento, es revisado por la guardia y por los altos mandos de la institución. Aquellos que hoy la justicia no ha querido condenar. Entonces, sabiendo esto, ¿Cómo es posible que no se supiera quien había salido del regimiento? Que se ocultaba? Insisto, falta mucha verdad por conocer, y creo, lamentablemente que se sabrá luego de mucho tiempo, como las cuentas secretas del Sr. López. Ahora es más importante no manchar la institución, que con el caso de la antártica se vendría muy por el suelo, aquel ejercito que se vanagloria de ser “siempre vencedor, jamás vencido” (algo también falso), es una frase que en las fiscalías militares parecen tenerlo tatuado con sangre. Y con sangre de inocentes.

Inocentes que viven su infancia y adolescencia en condiciones paupérrimas, hijos de madres temporeras y padres borrachos, ven en la institución su única salida. Su única opción de “ser alguien”, de tener empleo, techo y comida. Por eso se van voluntarios al servicio, es su opción, y como muchos el odio y las jerarquías que allí se manejan, les inculcan sentimientos de ambición y poder. De querer ser el que manda, el que controla un grupo, el “jefe”, el “patrón”. Aceptan las condiciones, endurecen el cuero a costa de castigos y humillaciones, cumplen su papel, aceptan aguantan y se quedan para ser suboficiales, allí podrán ser los que mandan y no los mandados, no se arrastraran mas por el suelo, sino que serán los que gritoneen y exijan a los “pelaos” y les quiten sus sueños. Además, descubren que el uniforme atrae a las mujeres, que les serian tan esquivas en su vida civil, ¡que mejor oportunidad!
Pero siempre estarán en el escalón de abajo, aunque pasen los años y asciendan de grado, siempre habrá alguien por encima de ellos, claro, los oficiales, aquellos que si tenían estudios, aquellos que siguen la carrera militar por tradición familiar, y donde su futuro nunca se vera trabado ni siquiera por llevar a la muerte a 45 jóvenes.

El abuso moral y sicológico es algo que nunca se ha tratado como tema de sociedad, quizás por que nunca ha salido a la luz, quizás por que estamos acostumbrados a aceptar las cosas hasta que nos afectan directamente o hasta que se producen tragedias como esta. Es difícil que alguna vez se castigue como se merece al personal militar que comete actos contra civiles (claro, el militar es aquel que la elige por profesión y no por decreto), eso lo se. Recuerdo haber presenciado como un suboficial le quebraba ambas muñecas a un soldado al que le había pedido como castigo realizar 30 flexiones de brazos, se las rompió a patadas, se supo, se prometió echarlo, pero a los dos meses estaba trabajando en el regimiento de al lado. Si esto se tomara como algo en serio, este país quizás podría ser desarrollado en realidad. Lamentablemente la oportunidad de hacer algo se nos paso por nuestras narices, ya es demasiado tarde y lo lamento, cuando esto estallo, esto fue invadido por la compasión, aquel sentimiento que Nietszche culpa de todos los males de la humanidad, y creo que en parte tiene razón, nos dejamos estar y dejaremos que sigan muriendo mas jóvenes en esta falsa promesa de “oportunidad de crecer”. La muerte de civiles no puede ser vista por la justicia militar, son crímenes a la patria, a sus hijos, a aquellos que dicen defender con sus jueguitos, y que según la historia reciente nos dice, solo se han dedicado a matar chilenos, y nunca han tenido razon…. Solo la fuerza.


P.D:
La presidenta electa en su programa contemplaba un servicio militar voluntario y un ejército profesional. Amén.

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2 comentarios: on "JUGAR A LA GUERRA: TU OPORTUNIDAD DE CRECER"

oscar morales dijo...

sipo...teni toda la razon, da bronca ver como la violencia, se disfraza de opcion de vida....pienso en todas esas familias que perdieron a sus hijos, todas humildes...que casualidad...y ahora 5 años y un dia la condena mayor, verguenza da sin duda, pero bueno ya lo decia dylan." vosotros jugais con mi mundo, como si fuera vuestro juguete, poneis en mi mano un arma y os perdeis de vista" lamentable es asi,por suerte se dieron las condiciones para no pasar por el servicio militar...eso po, chau

aniTachafe.! dijo...

Estoy de acuerdo con ute!
una verguenza todo esto...

Es increìble que la condena mayor sea 5 años y 1 dìa!... Es que realmente no se puede vivir asi!.

45 vidas ausentes en 45 familias... hasta cuando seguiremos con la injusta justicia??.

Otra cosa que me llamò la atenciòn de su texto: "...falta mucha verdad por conocer, y creo, lamentablemente que se sabrá luego de mucho tiempo..."

Realmente ute cree que "algun dìa" se sabrà TODA la verdad??...

Lo dudo... Se han ocultado demasiadas cosas a lo largo de la historia, y no creo que esto de antuco sea una excepcion para no ocultar....


Salu2!