17 enero, 2010

LOS VOTOS PERDIDOS

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Se pueden hacer muchos análisis, se pueden llenar muchas paginas, se podrán levantar nuevos “Pato Navias” (ojala con un minimo de decencia), se podrá seguir llorando sobre la leche derramada, pero la justificación de la derrota concertacionista tiene una arista que es tan indesmentible como la ciencia que la justifica, esta es matemática.

Si hacemos el ejercicio simple de revisar los votos que permitieron estos 20 años de gobierno continuo, donde se hizo mucho por sacar al país del hoyo que quedo en la dictadura del tirano, podemos ver que realmente la elección no la ganaron los otros, sino que la perdieron aquellos mismos que en los últimos días imploraban por mantenerse en sus cargos.

Si consideramos, desde un punto de vista bastante lógico, como punto de partida de este análisis, el apoyo que tuvo la opción del NO en el plebiscito de 1987 y lo proyectamos en el tiempo, vemos la tendencia de quienes se identificaron con la izquierda, con la concertación o como a muchos les gusta decir estos días “contra la derecha”.

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El grafico, que muestra solo primeras vueltas, es indesmentible, la tendencia de votantes que apoyen a aquellos que prometieron la alegría en 1987 y llenaron de esperanzas a un país, es a la baja. Entonces la pregunta cae de cajón. ¿Porque se perdió ese apoyo?

El discurso de la concertación señala que lo que ellos han construido es sustancialmente mejor a como recibieron el país, se ha avanzado mucho y eso es indesmentible, en las cifras macro, en política exterior, en crecimiento, desempleo, infraestructura, ingreso per cápita y tantas cifras favoritas de los tecnócratas.

Pero al chileno medio no le llegan esas cifras, muchos no las entienden y casi la mayoria no ve por donde pasa ese cambio si las oportunidades aun no se les dan, aun no puede acceder a educación de calidad, a salud de calidad, a trabajos dignos y a que se respeten sus derechos laborales. Son quienes viven codo a codo con la delincuencia, con la drogadicción, con la pobreza, con el hambre, con las ilusiones rotas. Son quienes se esfuerzan cada día para sobrevivir. Son los excluidos del sistema, los excluidos de todos los análisis, por ejemplo, de aquel 8% de desempleo que nunca se supero y que nunca en realidad importo, solo importaba el numero, que fuera menos de 10%, así se asegurarían los votos eternamente, pero se equivocaron.

Son estos excluidos hacia quienes se dirigió, estratégicamente la planificación de la derecha para lograr el resultado que, mientras escribo esto, se va confirmando en el conteo de mesas.

Si no era posible generar un cambio para los más desposeídos, los marginados, el pueblo mayoritario, era posible usar los pocos instrumentos de los que se disponía para llegar a ellos, pero fueron abandonados. Los medios de comunicación fueron tomados por la derecha, desde donde comenzaron su campaña de desinformación, farandulizacion e inculturizacion.

Desde esa perspectiva, fue cosa de tiempo que comenzaran a ganar territorio de a poco. Desde las comunas pasaron a ganar posiciones en el parlamento y finalmente dieron el zarpazo a la presidencia. Nadie lo vio venir, a nadie le importo, lo dejaron pasar por mucho tiempo y solo a ultima hora se acordaron de comenzar a sumar “rostros” a las campañas.

Pero ese fue el error (aparte del candidato), pensar que solo un rostro basta. Esto no es una multitienda, donde los mismos “rostros” fomentan el endeudamiento ofreciendo la felicidad de las ofertas y rebajas de ficción. Son los detalles que van cambiando al pais y que nunca lo tomaron en cuenta.

Solo basto con que el poderío económico de su sector, en cada elección les ofreciera cajas con mercadería a los habitantes de las poblaciones para que se llenaran de letreros de Lavin, de Moreira, de Plaza, de Piraña, etc. Mientras los tecnócratas en sus oficinas solo se preocupaban de ajustar su aire acondicionado,  la derecha embauco a la mayoría con sus falsas promesas, con sus conceptos vacios, con sus ideas ambiguas y poco claras. Es lamentable presenciar como se llego a esto, es irritante observar las caras triunfantes de personajes como Moreira, Carla Rubilar, Kike Morandé o Negro Piñera. El pais era mayoritariamente de izquierda, pero los abandonaron. Es difícil que los concertacionistas se puedan explicar la derrota, cuando nunca tomaron en cuenta tales factores y desde la comodidad de sus cargos se fueron alejando cada vez más de quienes en ellos depositaron sus ilusiones.

Ahora solo queda esperar 4 años más y que por lo menos los representantes de la concertación en el parlamento estén a la altura de lo que la (ahora) minoría les pide y no se transformen en consortes del nuevo “monarca”.

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13 enero, 2010

NADIE NOS REPRESENTA

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Independiente de la actividad que uno realice, el 95% de la gente mira la política desde afuera. Entre cada elección, existe un 'mientras tanto' en que la vida de cada cual transcurre con los sobresaltos naturales de cada existencia.

Ese 'mientras tanto' es lo que en estos momentos extrañamos, donde las pequeñeces de cada existencia sean nuestros temas de conversación, luego de que pase todo el barullo eleccionario. Es lo que escuche hoy por la mañana en un comentario radial, que puede representar quizás el sentido común de aquel 95% que esta fuera del mundo del poder, de la política y de aquellos sillones desde donde se toman las decisiones que en realidad van definiendo muchos aspectos de nuestros 'mientras tanto'.

Lamentablemente durante este 'mientras tanto' que al 95% restante lo saturan con desinformación, lo mantienen ocupado en vidas ajenas, en enriquecer a otras personas, en vender productos ajenos, en una falsa comodidad que cada cierto tiempo se ve remecida por los discursos y las promesas que nos llenan los titulares y portadas de palabreríos con la profundidad de un vaso de agua.

Entonces no es de extrañar esta molestia de tener que escuchar y hablar de política, el querer volver a la comodidad de vivir la escasa vida propia y no preocuparse de quienes en realidad no se preocupan de nosotros y pretenden que les importamos cada 4 años. Es un sentimiento generalizado. Es la llamada apatía política.

A los jóvenes no les interesa la política se escucha decir, pues los jóvenes que ellos pretenden que seamos, los que han construido son aquellos que podemos ver disfrazados en las calles, aquellos que sueñan con aparecer en los programas de baile y nos atormentan en el transporte publico con sus celulares a todo volumen.

Los adultos ya no creen en los políticos, “no existen los ideales de antes” es el cliché. No les creen porque esa misma generación que deposito sus esperanzas en la anquilosada concertación que nos devolvió la democracia, en realidad no cambio las cosas de la manera sustancial que muchos pretendían. Las crisis golpean al país cada lustro y al final es la misma gente la que es más afectada, la vida aun es difícil y la delincuencia con que tanto se llenan la boca en estos tiempos viene tanto desde el quintil mas alto por parte de los patrones como del más bajo de aquellos que no han tenido las oportunidades para surgir.

Pero este discurso, que se puede oír en la mayoría es realmente un producto, es lo que sistemáticamente se nos impulsa a creer, es una presión social que no tengo muy claro como nace pero que ya es tiempo que comencemos a sacudírnosla. El mismo discurso de la aparente apatía nos ha llevado al momento actual, hemos dejado en manos de personas inescrupulosas la toma de decisiones, hemos dejado que ellos hagan y deshagan mientras nos convencen de que estamos en una eterna apatía.

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“VOTA POR NADIE
Nadie mantendrá las promesas de campaña
Nadie escuchara tus preocupaciones
Nadie ayudara al pobre y al desempleado
A Nadie le importa
Si Nadie es elegido, las cosas serán mejores para todos.
NADIE TE DICE LA VERDAD”

Nos hacen creer que tenemos que conversar de farándula, los políticos se ríen de nosotros faltando a su trabajo, haciendo numeritos en televisión, los artistas nos quieren hacer pagar su falta de innovación y creatividad, los actores nos fomentan el endeudamiento, los futbolistas nos ilusionan mientras por debajo nos suben las entradas, los precios de los espectáculos culturales son un abuso aplaudido por el mal entendido fanatismo, nos cierran los parques y calles con rejas, nos reprimen y satanizan en las legitimas protestas ciudadanas, etc, etc. Nos tienen tan rodeados de distractores que la apatía no es más que un déficit atencional inducido.

La apatía no es tal, el problema es que no existe el cauce propicio para conducirla a buen puerto. Tenemos la molestia, alegamos por todo lo que nos afecta, pero no llegamos más allá, no nos organizamos, no conversamos con el vecino porque preferimos comentar el programa de anoche o el chisme del barrio.

La aparente apatía nos trajo a este preciso momento, con dos candidatos que realmente dan lastima, que no representan absolutamente nada de lo que sus discursos pretenden ni mucho menos quienes los apoyan (los 2 que quedaron en carrera tampoco lo hacían). No existe representatividad, las campañas se basan en frases hechas para la “gallada ignorante”, aquella que ellos pretenden mantener para eternizar la desigualdad y sus cargos, mientras juegan a ser rivales.

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