Se pueden hacer muchos análisis, se pueden llenar muchas paginas, se podrán levantar nuevos “Pato Navias” (ojala con un minimo de decencia), se podrá seguir llorando sobre la leche derramada, pero la justificación de la derrota concertacionista tiene una arista que es tan indesmentible como la ciencia que la justifica, esta es matemática.
Si hacemos el ejercicio simple de revisar los votos que permitieron estos 20 años de gobierno continuo, donde se hizo mucho por sacar al país del hoyo que quedo en la dictadura del tirano, podemos ver que realmente la elección no la ganaron los otros, sino que la perdieron aquellos mismos que en los últimos días imploraban por mantenerse en sus cargos.
Si consideramos, desde un punto de vista bastante lógico, como punto de partida de este análisis, el apoyo que tuvo la opción del NO en el plebiscito de 1987 y lo proyectamos en el tiempo, vemos la tendencia de quienes se identificaron con la izquierda, con la concertación o como a muchos les gusta decir estos días “contra la derecha”.
El grafico, que muestra solo primeras vueltas, es indesmentible, la tendencia de votantes que apoyen a aquellos que prometieron la alegría en 1987 y llenaron de esperanzas a un país, es a la baja. Entonces la pregunta cae de cajón. ¿Porque se perdió ese apoyo?
El discurso de la concertación señala que lo que ellos han construido es sustancialmente mejor a como recibieron el país, se ha avanzado mucho y eso es indesmentible, en las cifras macro, en política exterior, en crecimiento, desempleo, infraestructura, ingreso per cápita y tantas cifras favoritas de los tecnócratas.
Pero al chileno medio no le llegan esas cifras, muchos no las entienden y casi la mayoria no ve por donde pasa ese cambio si las oportunidades aun no se les dan, aun no puede acceder a educación de calidad, a salud de calidad, a trabajos dignos y a que se respeten sus derechos laborales. Son quienes viven codo a codo con la delincuencia, con la drogadicción, con la pobreza, con el hambre, con las ilusiones rotas. Son quienes se esfuerzan cada día para sobrevivir. Son los excluidos del sistema, los excluidos de todos los análisis, por ejemplo, de aquel 8% de desempleo que nunca se supero y que nunca en realidad importo, solo importaba el numero, que fuera menos de 10%, así se asegurarían los votos eternamente, pero se equivocaron.
Son estos excluidos hacia quienes se dirigió, estratégicamente la planificación de la derecha para lograr el resultado que, mientras escribo esto, se va confirmando en el conteo de mesas.
Si no era posible generar un cambio para los más desposeídos, los marginados, el pueblo mayoritario, era posible usar los pocos instrumentos de los que se disponía para llegar a ellos, pero fueron abandonados. Los medios de comunicación fueron tomados por la derecha, desde donde comenzaron su campaña de desinformación, farandulizacion e inculturizacion.
Desde esa perspectiva, fue cosa de tiempo que comenzaran a ganar territorio de a poco. Desde las comunas pasaron a ganar posiciones en el parlamento y finalmente dieron el zarpazo a la presidencia. Nadie lo vio venir, a nadie le importo, lo dejaron pasar por mucho tiempo y solo a ultima hora se acordaron de comenzar a sumar “rostros” a las campañas.
Pero ese fue el error (aparte del candidato), pensar que solo un rostro basta. Esto no es una multitienda, donde los mismos “rostros” fomentan el endeudamiento ofreciendo la felicidad de las ofertas y rebajas de ficción. Son los detalles que van cambiando al pais y que nunca lo tomaron en cuenta.
Solo basto con que el poderío económico de su sector, en cada elección les ofreciera cajas con mercadería a los habitantes de las poblaciones para que se llenaran de letreros de Lavin, de Moreira, de Plaza, de Piraña, etc. Mientras los tecnócratas en sus oficinas solo se preocupaban de ajustar su aire acondicionado, la derecha embauco a la mayoría con sus falsas promesas, con sus conceptos vacios, con sus ideas ambiguas y poco claras. Es lamentable presenciar como se llego a esto, es irritante observar las caras triunfantes de personajes como Moreira, Carla Rubilar, Kike Morandé o Negro Piñera. El pais era mayoritariamente de izquierda, pero los abandonaron. Es difícil que los concertacionistas se puedan explicar la derrota, cuando nunca tomaron en cuenta tales factores y desde la comodidad de sus cargos se fueron alejando cada vez más de quienes en ellos depositaron sus ilusiones.
Ahora solo queda esperar 4 años más y que por lo menos los representantes de la concertación en el parlamento estén a la altura de lo que la (ahora) minoría les pide y no se transformen en consortes del nuevo “monarca”.