El terremoto que azoto a la mitad del territorio nacional, en los días posteriores ha dejado al descubierto la peor cara, pero la más real de la situación en que se encuentra el país. Lejano, muy lejano a aquellas fantasías arribistas de las cifras macroeconómicas y aun más lejos de los discursos y las promesas que ahora sabemos nunca llegaron ni llegaran. El estado de las cosas fue remecido transversalmente, todo queda al descubierto y las verdades se siguen diciendo a medias, mientras en la televisión pretenden mantener y perpetuar, mientras para ellos sea rentable, el estado de shock propio de un desastre natural como este.
Personalmente, luego del susto del suceso y de saber que mis familiares y amigos se encontraban bien (y mi antigua casa, donde vivo, también) no tuve la “oportunidad” de seguir la transmisión televisiva, solo me informaba por radio y ya a la mañana del domingo la excesiva y trágica información me saturo, preferí desconectarme de todo, y aun luego que se repuso la energía eléctrica, basto con observar solo unos minutos las distintas coberturas de prensa para ponerse al día para luego seguir desconectado, por sanidad mental, y para lograr conseguir la tranquilidad perdida luego de tamaño susto.
Es cosa de ver, en los distintos canales, como los periodistas parecen disfrutar tamaño evento noticioso, aun cuando su escaso vocabulario no les permita describir lo que ven ni menos aportar significativamente con sus preguntas a los entrevistados. La televisión nos mostró (y fomento, según muchos) los saqueos, tanto en la octava región como en el resto del país, donde muchos desadaptados y resentidos acudieron a las grandes cadenas de supermercados a robar lo que pillaban. Bueno, eso es lo que se mostraba, porque a las cadenas de supermercado eso los ayuda mas que los perjudica siendo que ellos con los robos no pierden nada, solo los proveedores que ellos, por años han ido sacando del mercado para quedarse solo con las ganancias, no con las perdidas. Es probable que mucho negocio de barrio haya sido saqueado, pero como ellos no auspician a los noticieros, en realidad no son relevantes para los estándares de un canal de televisión.
Punto aparte es la magnificación de los hechos por parte de los periodista, editores, jefes de prensa una vez que estos suceden, recuerdo personalmente haber asistido a muchas protestas estudiantiles que fueron por mas de 3 horas absolutamente pacificas, pero llegado un momento, generalmente provocado por carabineros, en que por 10 o 15 minutos se volvía violenta, lo que era finalmente mostrado en los noticiarios en resúmenes de 30 segundos repetidos hasta el cansancio, seguidos de las declaraciones del ministro de turno.
La autoridad por su parte, sigue preocupada de sus juegos de poder en lugar de por única vez trabajar de acuerdo al cargo que fue elegido o nombrado. La incompetencia, sumada a los intereses creados en ciertos tópicos los llevan a aparecer en televisión con declaraciones desafortunadas que quizás más tarde atribuirán al shock.
La prensa también nos mostró el desastre ocurrido en las construcciones, donde llamaron principalmente la atención los edificios de Maipú, Ñuñoa y Concepción, y los pasos sobre nivel y pasarelas, cuyas estructuras colapsaron como si quien las construyó no hubiese tenido conocimiento alguno de la sismicidad intrínseca del territorio.
He aquí un punto donde convergen demasiados responsables que van más allá de la constructora, acá hay una responsabilidad política y profesional que esta inserto dentro del rubro de la construcción, verdades ocultas, manejos sucios que desencadenan en estos hechos que pudieron costarle la vida a miles. Pero partamos por ahí, la constructora, claramente abarato costos con los materiales de construcción y con una estructura de soporte subdimensionada y pesimamente diseñada. Ahí la responsabilidad recae en:
- el Jefe de Obra, que no superviso las dosificaciones de los materiales que se usaron en la obra
- los maestros, que son acusados siempre de robarse los materiales, por aquella pésima costumbre de cortar el hilo por lo más delgado, en una patudez e irresponsabilidad absoluta, no digo que no sean culpables, digo que no son solo ellos
- arquitectos, calculistas e ingenieros, cuyos conocimientos no eran los suficientes como para construir un edificio, lo que rebota directamente en la pésima calidad de enseñanza de las universidades.
- Director de Obras, que es finalmente quien otorga el permiso, y como muchos sabemos y muchos también callan, son ´coimeados´ a diestra y siniestra por las inmobiliarias para construir donde quieran y como quieran, pasando a llevar las normativas, edificios históricos, barrios residenciales. Donde solo importa el dinero que hay de por medio, que seguramente hará crecer a la comuna y el capital personal de muchos personeros de alto cargo. Esto se da por el valor de suelo, impuesto por Pinochet en los 70, donde la rentabilidad máxima es buscada y las normativas solo se exigen a los contribuyentes correctos que pretenden trabajar honestamente en una comuna, esto lo digo con conocimiento de causa.
El director de obras, es difícil que caiga como responsable, caerán primero los mandos medios, ya que es un cargo muy importante y donde se relaciona con muchos personeros importantes, dueños de las inmobiliarias, es muy difícil que si cae, caiga solo, ya que la información que maneja vale mucho más que una carrera profesional. Si cae el pueden caer hasta ministros de estado (Perez Yoma es dueño de la mitad de los terrenos que se ampliaran con la extensión del suelo urbano en Santiago, donde se construirán viviendas sociales de pésima calidad), futuros ministros, como el traidor Ravinet (dueño de muchos terrenos de Chicureo, actual polo inmobiliario ABC1, tambien culpable de liberar el centro de Santiago para las construcciones en altura) o Lavín (con importante presencia de acciones en inmobiliarias, además de universidades privadas, de donde salen ´brillantes profesionales´).
El mundo de la construcción es un mundo muy turbio, poco industrializado, donde son pocos los honestos, son pocos los que hacen bien su trabajo y ganan lo que corresponde. Todos buscan sacar el mejor provecho, contratar al personal mas barato, no al menos especializado siempre, sino al que por necesidad prefiere desvalorar su trabajo en pos de un buen vivir, o sobrevivir; todos ahorran impuestos, no pagan las imposiciones, tienen a familiares trabajando con ellos, prefieren estrujar a estudiantes en practica por 5 meses en lugar de un profesional estable, y muchas otras cosas que finalmente desembocan en un pésimo producto final, un pésimo estándar de vida para las familias y que, de cuando en cuando, desastres como este, parecen que corregirán las cosas, pero al final todo sigue igual.
Es entonces nuestro rol como profesionales jóvenes, muchos de nosotros, de no caer en estas turbiedades que el sistema laboral y el rubro tienen, es nuestro rol mantener nuestra integridad firme y como profesionales colaborar en cada cosa que hagamos, por mínima que esta sea, realizándola de la manera que se debe, sin caer en presiones externas de las generaciones ya gastadas. No generalizo, se que existen muy buenos profesionales y seguramente muchos municipios que trabajan arduamente, pero son muchos más los irresponsables y corruptos, cuyos malos manejos nunca salen a la luz por los intereses que se manejan que pueden llevar a la muerte a los habitantes de tantos nuevos edificios, que muchos tardan años en pagar con su esfuerzo, en catástrofes como esta o las que estan por venir.
Para construir un país no basta con donar y unirse a grupitos en Facebook, hay que tomar conciencia en el día a día de lo que se hace y como nuestro trabajo y nuestras acciones influyen en el resto. Eso es ser profesional, ojala lo enseñaran en las salas de clases.
* imágenes extraídas de Plataforma Arquitectura